Pobre don Simón...
¿Todas las ideas son respetables? No, lo que hay que respetar es el derecho a
manifestarlas porque hay ideas que son repudiables y más todavía cuando son
expresadas en un diario como “El Comercio”, donde el editorialista Hugo Guerra
acaba de acusar a Simón Bolívar (sí, el Libertador) de ambicioso, megalómano,
autoritario, desleal y falso héroe.Si ideas como estas provinieran, digamos con todo respeto, de Susy Díaz, guardaríamos el más cumplido silencio en consideración a su desconcierto crónico, pero resulta que Hugo Guerra ha sido hasta hace poco “la voz” de los Miró Quesada, el jefe de la sección editorial del Decano, intérprete en blanco y negro de los amores y desamores de la Familia, redactor por excelencia de sus pronunciamientos.
Debemos por consiguiente considerar que El Comercio adhiere de alguna manera a
los conceptos vertidos por su traductor ideológico (cargo heredado de Alfonso
Baella Tuesta y antes de Cavero Egúsquiza, etc., es decir, los “escribidores”
de la Familia).¿Y porqué Hugo Guerra decide desmitificar de una vez por todas a Don Simón, que nada le ha hecho? ¿Qué culpa tiene el Libertador de que El Comercio no
encuentre un mejor pie forzado para lanzarse la yugular del presidente Hugo
Chávez?Era previsible que la Sociedad Interamericana de Prensa organizara una campaña
contra Chávez al aprobarse la Ley de Responsabilidad Social de la Radio y la
Televisión y que llaman también “Ley de Contenidos” o “de Contención”.
Y era igualmente previsible que los muchachos de la SIP no se hayan molestado
en leerla y acaten con tierna llaneza la orden neoyorkina de bajarse a Chávez a
como dé lugar y sin que importe el costo. Como por ejemplo sacudir la memoria
de Simón Bolívar, el presunto mentor ideológico y por ende cómplice del “gorila
Chávez” para , en igualmente tierno tropo político, encajar al presidente de
Venezuela los defectos de Bolívar (sólo le faltó reclamar al Libertador el alza
del precio del petróleo).
El Comercio no dice lo que dice la Ley. Invito a los lectores de estas
disquisiciones a visitar entre otros “sites” a: www.globovision.com. Allí está
la ordenanza que impone severos límites a los excesos de la TV de
entretenimiento, no a la TV de información, aunque es verdad que reclama
responsabilidad a los noticieros, etc.
La parte política de la Ley ha sido dictada por el contexto y pleito que tienen
los venezolanos entre ellos y en el que no se debe tomar partido con ligereza
pues quizá -ahora sí- tiene orígenes en tiempos bolivarianos. Esa historia la
manejan bien los ciudadanos de aquel país y bien haríamos los otros,
observadores al fin, en guardar discreta distancia y observar para
eventualmente participar cuando haga falta.
El problema parece radicar en que dicha Ley es sumamente contagiosa y solo
leerla hace que se contraiga un virus controlista que podría hacer revisar
nuestra Ley peruana -que parece un chiste en comparación.
Mientras tanto, recojamos una bella frase del comentarista: “Cuando veo la
estatua de Bolívar en la plazoleta del Congreso me pregunto si no será su
fantasma el que marca esa característica de disparate de nuestra clase política
y parlamentaria”.
Yo me permito también interpretar a Bolívar: “Cuando veo pasar a Hugo Guerra,
me pregunto: Ahí va otro godo lambiscón. ¿No los habíamos eliminado a todos?”.
Respetuosamente,
Tío Juan
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2 comentarios:
Pedaso de animal mugriento, que mierda estas hablando de mi, que carajo.
Por que enves de referirte a Hugo Guerra, lo dices con NOMBRE COMPLETO, bruto indio de mierda, negro debes ser.
para que un medio tenga la mínima seriedad; debería, por lo menos, no permitir mensajes cretinos como los del tal angel chris.
por otro lado, cada año, en universidades, periodicos, etc, se habla de la vida de simón bolívar, se publican libros y demás. Uno reciente de Herbert Morote, se titula: "Bolívar, libertador y enemigo Nº 1 del Perú" No es ningún secreto la relación de Bolívar con el Perú, basta leer un poco nada más. Y, otra vez, para ser considerado un espacio medianamente serio, moderen los comentarios que aparecen en su página, que eso no es libertad.
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