jueves, marzo 31, 2005

Publirreportaje de contrabando en La República

Hoy se publica la nota informativa Nuestra Historia llega a tus manos en el diario La República.

Esta sospechosa noticia anuncia un nuevo producto del Grupo La República y falta el respeto al lector, contrabandeandose como nota informativa.

Un caso similar motivo la consulta de un periodista peruano a Javier Darío Restrepo:

Alonso Ramos García, Radio Nacional, Perú 3/11/2004
Consulta 423.

¿Es ético por parte de los diarios publicar sus propias promociones comerciales como notas informativas? ¿Esas promociones pueden ser consideradas publirreportajes, aún cuando lo anunciado sea el mismo periódico?

Respuesta

Las prácticas avaladas por los manuales de estilo indican que toda información publicitaria debe diferenciarse con claridad de la información que da el periódico en sus páginas de noticias. Esta información noticiosa es acogida por los lectores sin reservas porque saben que se trata del resultado de un trabajo profesional, que no tiene otro objetivo que el de servir a los lectores. En cambio el anuncio publicitario está hecho con información interesada, que tiene el objetivo de estimular las ventas de un producto o servicio.
Es legítimo, en consecuencia que un periódico utilice la publicidad para promover las suscripciones, pero dentro de las normas que se le imponen a todos los anunciantes, entre los que se destaca la obligación de presentarla de modo claramente diferenciado de la noticia, para eliminar la posibilidad de engaño o de confusión. Presentar la publicidad como si fuera noticia es un engaño y, además, un abuso. El espacio de la información es de los lectores y a los dueños del periódico les corresponde administrar ese bien público que, por supuesto, es propiedad ajena.


Referencia Bibliográfica

El País debe ser un periódico independiente que no pertenezca ni sea portavoz de ningún partido, asociación o grupo político, financiero o cultural. Y aunque deba defender la necesidad de la libre empresa, y aunque su economía dependa del mercado publicitario, el periódico rechazará todo condicionamiento procedente de grupos económicos o de presión.

Libro de Estilo de El País, Madrid. P. 652.

El deber del diario es para con sus lectores y el público en general, y no para con los intereses privados de sus dueños. En pos de la verdad, el diario deberá estar dispuesto a sacrificar sus bienes materiales en caso de que ese curso de acción sea necesario para satisfacer el bien público. El diario no deberá ser aliado de ningún interés específico, y deberá ser imparcial, libre y puro en sus puntos de vista respecto de los asuntos públicos y los hombres públicos.
Código de conducta de The Washington Post.

Uno de los primeros recaudos para servir al lector es que en el diario pueda diferenciarse con claridad qué es información y qué es publicidad. En consecuencia, se usan tipografías y diagramaciones diferentes para cada uno de esos materiales.
Uno de los mayores errores que suele cometerse en este punto es el de publicar como texto original lo que es un aviso disimulado. La Nación no admite semejante violación de la confianza de sus lectores.
Manual de Estilo y Ética Periodística de La Nación, Buenos Aires.

(Los publirreportajes) se presentarán de tal manera qe a pesar de que el arte o la diagramación original intenten parecerse a una información, el lector debe quedar debidamente prevenido de que se trata de un aviso comercial.
Libro de Estilo de El Comercio, de Lima. A. 13.3.1

El futuro (¿ y el pasado?) de El Comercio

La Columna del tío Juan

”Cuando los leones tengan sus propios historiadores, los cuentos de cacerías serán diferentes...”

Proverbio ¿africano?

El Comercio, qué tal historia...

“Los Miró Quesada han perdido el control del diario El Comercio” anunció sin disimular satisfacción César Hildebrandt hace un par de noches, agregando que los García Miró pasaban a comandar la empresa aunque advirtió que “el cambio de director no se hará efectivo hasta setiembre, fecha en que cesará Alejandro Miró Quesada como directivo de la Sociedad Interamericana de Prensa”.
Como esto no ha sido desmentido, todo indica entonces que ese complicado ajedrez de acciones acompañado quizá de presiones, acomodos, conveniencias, enconos, ventajas y sobre todo disputas económicas que hace ya años que se juega en esa familia ha terminado (por esta vez) con la derrota de la línea AlejandristaMQ que controlaba el periódico desde que el enérgico don Luis tomó
las riendas.

Qué tal historia que tiene ese periódico, un verdadero drama que todavía aguarda al cronista que la cuente. Me atrevo a adelantarles que cuando se despliegue ante los ojos del lector, las grandes novelas de suspenso parecerán cuentos de niños...

Por muchos años, los únicos que propusieron la historia de los MQ fueron ellos mismos. Los otros que la rasguñaron fueron rápidamente desautorizados porque escribían desde el encono político (apristas, comunistas) o el desquite laboral (despedidos rencorosos).
Así, la primera historia global del periodismo peruano fue producto de un concurso convocado por El Comercio que fue ganado por Carlos Miró Quesada Laos.

Y así sucesivamente fueron publicando biografías y episodios, ocultando, reinventando y enalteciendo hasta lograr presentar a sus antiguos propietarios y directores como personajes dignos de ser canonizados. Pero ya han salido a flote versiones distintas de las actividades del presunto patriarca fundador, el chileno Amunátegui, acusado de despojar a la familia de su exsocio Villota de su legítima herencia. También los Carranza se han quejado del supuesto trato injusto que recibieron del igualmente patriarca José Antonio
MQ cuando Luis Carranza murió súbitamente y aquel pasó a ser dueño único.

La siguiente batalla fue ya entre los MQ mismos, cuando el heredero natural José Antonio Miró Quesada de la Guerra fue asesinado junto con su esposa y el hijo mayor, Carlos, creyó que la dirección era para él. Pero Luis, que estaba en Suiza, llegó a Lima y logró unir voluntades familiares a su favor y los MQ Laos quedaron al margen. Muchos años después, una rama poco conocida, los García Miró, hijos de Pedro García Irigoyen y Josefa MQ (hermana de Luis), decidieron disputar el control del periódico a los “alejandristas”. Perdieron y contaron cosas tremendas de los otros en amplias columnas en el diario “Liberación”, por entonces de Hildebrandt. Allí salieron a relucir graves acusaciones de maniobras, desvalijamientos y abusos.

También perdieron la batalla por el poder los “racsistas”, los descendientes de Oscar MQ, el científico pero fueron más prácticos y aceptaron el empleo simple. Luis García Miró, el acusador principal, ha llevado su pasión reivindicativa al extremo de comprar los agonizantes diarios Expreso y Extra y usarlos como ariete contra los “alejandristas” que hoy, efectivamente, parecen vencidos.

Mucha gente observa con atención esta confrontación familiar porque los diarios que maneja la Corporación (El Comercio, Trome, Perú21) constituyen una fuerza editorial y movilizadora de opinión pública nada despreciable y más todavía ahora que ya se otea el horizonte de las próximas elecciones presidenciales. Más preocupados están los trabajadores, incluyendo periodistas, que temen que
se repita aquel tsunami anual que barre con porcentajes significativos de la planilla con escuetos mensajes de “pase a la caja a cobrar sus beneficios”.

Y ahora... ¿Quién será el próximo Director? ¿Despedirán a los principales cuadros periodísticos? ¿Cambiarán de línea editorial? ¿Enviarán a Alejo MQ a su casa? ¿Habrá reacción de los vencidos? No se pierda esta escalofriante historia de verdadero suspenso político-económico-editorial que agita a nuestro primer periódico nacional.