sábado, noviembre 06, 2004

Juicio a Abimael: nadie podía detener a la verdadera jauría de foto reporteros y camarógrafos que peleaban a brazo partido por una buena imagen

La columna del tío Juan

¿Autocrítica? ¿Qué es eso?


“Lima, Base Naval del Callao.- Vacilante, pálido, con signos visibles de una aguda depresión, Abimael Guzmán ingresó a la sala judicial arrastrando los pies debido a las sólidas cadenas que sujetaban sus tobillos. Encorvado, con la cabeza hundida entre los hombros, agitaba las manos colocadas detrás que estaban también aherrojadas por gruesos anillos metálicos. Más atrás, temblorosa, llegó su examante, Elena Iparraguirre, quien al entrar a la Sala se desplomó de rodillas y lanzó un grito desgarrador: “-¡Perdón, pueblo peruano, perdón!”, mientras gruesas lágrimas surcaban su rostro”.

Oigan coleguitas míos: ¿Este es el párrafo que hubieran querido escribir anoche cuando enfrentaron la página en blanco para contar los sucesos de la Base Naval? Exagerado, mucho color.


A lo mejor hubieran preferido éste:
“Lima, Base Naval del Callao.- El primer juicio público a los dirigentes de Sendero Luminoso se inició ayer cuando Abimael Guzmán y los miembros principales del grupo fueron convocados a la Sala Especial de la Base Naval del Callao, donde cumplen sentencia. Luego de una breve presentación silenciosa para una sesión fotográfica, la sala fue desalojada de camarógrafos, cumpliéndose así el acuerdo entre la prensa y la Corte que fue negociado hace unas semanas. Solo quedaron como testigos redactores y dibujantes”.

¿Qué les parece? Aburridazo, no vibra, no vibra. Les propongo otro:
“Lima, Base Naval del Callao.- Fue un espectáculo antes que un juicio público. Un show que despintó a la justicia y puso en evidencia que Abimael Guzmán intentará utilizar su proceso público para repetir sus trasnochadas ideas maoístas y sacar provecho para sus fines terroristas”.

¿Excesivo? Pero real, pues pertenece al diario La República cuyos fogosos y perspicaces reporteros creen que una imagen vale más que mil palabras y que los mensajes maoístas se transmiten por telepatía a través de los vidrios, concediendo a Guzmán una omnipotencia francamente envidiable.

El resto de diarios anda por la misma onda de apalear sin misericordia al Poder Judicial y al desconcertado Vocal que se desgañitaba pidiendo orden como una especie de referí al que ningún jugador le hace caso.
Lo que no hemos leído todavía es la más mínima autocrítica mediática. En TV , radio, etc. vemos, escuchamos, que nadie podía detener a la verdadera jauría de colegas foto reporteros y camarógrafos que peleaban a brazo partido por una buena imagen de Abimal levantando su histórico y convincente puño con el que presuntamente seducirá a una nueva generación para reiniciar la lucha armada.


Francamente aquí ya no se sabe qué hacer. Lo único cierto es que ante todo esto, Alberto Fujimori, Alan García, Lourdes Flores, etc., se sientan frente al televisor a revolcarse de risa ante el espectáculo que según la prensa está brindando el Poder Judicial.

Hay un refrán al respecto, algo así como ver la paja ajena en el ojo del otro sin ver la viga en el propio y que en traducción libre aplicada al caso podría ser que los Medios ven la culpa en los demás pero ni de vainas en los propios Medios, faltaría más, pues sería atentar contra la libertad de expresión.

¿Opinión personal? Déjenlo que levante el puño, que grite, pues en esas imágenes no está en juego la justicia, el peso de la ley que debe recaer sobre sus acciones. El resto es espectáculo mediático y exceso de lo que llaman “telemitología”, es decir, concesión excesiva de importancia a la televisión.

Juan Gargurevich Regal



Material Relacionado:

Revisión del papel que tuvieron los medios de comunicación durante las dos
décadas que comprendió la investigación de la CVR.

3 comentarios:

Roberto Iza Valdés dijo...
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