jueves, febrero 24, 2005

Siempre hubo ese “otro” periodismo

La columna del Tío Juan

Podemos imaginar la sorpresa y horror de los ejecutivos de la empresa de los Barton en aquel mayo de 1948 cuando el mensajero les dejó una copia del periódico “Trinchera Aliada”. Era un auténtico pasquín que salía cuando podía, con pocas páginas y artículos irrelevantes.. pero esta vez extendía un título en primera página que gritaba “Chino se ahoga en tanque de Coca Cola”.Quizá alguno no le concedió importancia como lo había hecho antes el jefe de publicidad al negarse a conceder un avisito al periódico. Dicen que el director, Glicerio Tassara, molestaba tanto que dieron órdenes de no dejarlo siquiera entrar a la fábrica y que entonces le dijo al guardián: “Dígale a ese Ulloa que se va a acordar de mí”.Y resultó inolvidable pues ese título colgado en kioskos, voceado por algunos canillitas, reunió aquella mezcla de racismo, novelería, ignorancia, rumor mal intencionado que nos caracteriza y provocó el cese automático de la venta de la famosa soda. La empresa gastó una pequeña fortuna en demostrar que no había ni un solo chino en la fábrica, que no existían tanques donde caerse y mucho menos ahogarse, que la vigilancia de la pureza y calidad eran extremas, etc. Pero por mucho tiempo y me consta, se dejó de vender pues apenas alguien la compraba no faltaba un amigo que le decía: “Oye, cuidado, que sabe a chino..”.
¿Enjuició la poderosa Coca Cola a Tassara? No. Sus abogados, acertadamente, lo consideraron inútil porque no hubieran podido lograr que la justicia lo castigara y simplemente porque “Trinchera Aliada” pertenecía a esa oscura zona que siempre ha existido en todos los periodismos de siempre y que la sociedad consiente en la creencia de que no hacen daño alguno y que son, sencillamente, periódicos de chantaje, “mermelada (en el argot del oficio).

El Clarín

Hubo otro, por los años 50, titulado “Clarín” y que dirigía Marino Ganoza Trevitazzo que también seguía la línea de Tassara. No vacilaba en denunciar presuntas estafas, a veces conseguía botellas de sodas con insectos para cobrar por detener campañas y dicen que hasta exaccionaba a laboratorios farmacéuticos. Si alguien lo demandó judicialmente es seguro que no pudieron detener su circulación y mucho menos mandarlo a la cárcel.

La prensa chicha

Esa impunidad de la irrelevancia se hizo más grosera todavía en tiempos de la prensa chicha pero la razón del privilegio era sencillamente la protección de “Doc” Montesinos, Padrino máximo de la prensa chicha. Un ejemplo: “El Chino” publicó en abril de 1998 un suplemento especial dedicado íntegramente a Gustavo Mohme. Ocho páginas bajo el título general de “El diablo de predicador. De comunista conspirador a falso demócrata”, todo un amasijo de infamias que indignaron a los colegas pero al director de “La República” ni se le ocurrió recurrir al poder judicial porque hubiera sido perder tiempo el tiempo.

La Nación de nuestros días

En esa tradición de impunidad está hoy el diario “La Nación” de editores que tienen una larga ejecutoria en dicha zona amarilla en que pocos parecen reparar pero que ejerce una influencia en la medida en que hace un juego de citas y refuerzos mutuos para medrar de alguna manera. La Universidad de San Marcos es, por ejemplo, desde hace ya varios años, un blanco cómodo para los “nacionales” que publican día a día denuncias de licitaciones, nepotismo, alteración de actas, en fin, todos los delitos que podría cometer el director de “La Nación” si fuera Rector. ¿Qué desea el antiguo Director de La Nación al enfilar sus embustes hacia San Marcos? Quizá, al estilo de los Tassara y Ganoza Trevitazzo, que su administración acepte su reposición al claustro del que fue separado con graves cargos, entre ellos las bajezas cotidianas que dedicaba a la Universidad en su periódico. Exactamente como la otra prensa alega persecución política, atentado contra la libertad de prensa de prensa, etc. y ha logrado colarse en el grupo que el Poder Judicial ha ordenado que vuelvan a antiguas aulas. La lógica y fundada resistencia sanmarquina ha provocado una nueva ola de ataques que las autoridades soportan con paciencia, sabedores por las lecciones de la historia y propia experiencia que a ese otro periodismo es inútil perseguirlo y que la represalia perfecta es simple y llanamente declarar su inexistencia.

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Ramón Ramirez Erazo, vinculado con el pasquín Confidencial (que en los noventa insultaba a personajes famosos), volvería a enseñar Derecho en San Marcos (La República)

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Conozco este asunto y es una pena que a pocos medios les interese, salvo al diario La República y a 1160 Radionoticias. Es hora de denunciar a todos aquellos que tratan de servirse del periodismo para conseguir sus objetivos...

Roberto Iza Valdés dijo...
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Roberto Iza Valdés dijo...
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