viernes, abril 29, 2005

Periodistas: oficio de narcisos

La Columna del tío Juan

“Oh que será, qué será...”

¿Por qué los periodistas insisten en ser periodistas cuando la experiencia
indica que es una tarea cada vez peor pagada, infestada de poetas que entran y salen robando sitios a los profesionales, y con empleos que no duran? “Esto no es un trabajo de verdad, parece más bien un palo ensebado” me dijo un colega hace años. Y añadió que “pero hay que mantenerse para que te aplaudan porque de eso vivimos los periodistas , que somos narcisos como artistas y arriesgados y huevones como bomberos...”.Entonces me pareció un chiste malo pues trataba de consolarme de mi primera carta de despido, de La Crónica, allá por el año 60. Después me acostumbré y he renunciado decenas de veces, he recibido cuatro despidos más, he asistido a la edición del último número de varios diarios y revistas y he confortado a muchos coleguitas que lamentaban quedarse en la calle usando las mismas frases de mi viejo amigo. Podrían decirme que trato de justificar la extrema fragilidad del empleo en el periodismo. Solo parcialmente, contestaría. Porque nunca como ahora nuestra profesión ha estado tan desprotegida y sujeta a los vaivenes del mercado y la crisis económica de los medios informativos.
Cada vez son más frecuentes las informaciones que recibimos de reducciones de personal periodístico incluso en diarios que parecían ser empresas sólidas. Y en algunas se ha llegado al extremo de pedir a los que se quedan que acepten reducciones significativas del sueldo.
Es decir, la cuerda se está rompiendo , como sucede cuando no hay quien nos defienda, por lo más delgado.
Recuerdo, por ejemplo, a los colegas de “PM” que se quedaron en la calle y marcharon por las calles a la Asociación de Periodistas para editar “AM” por breve lapso; a los amigos de “La Noticia” de los hermanos Bautista, que fueron un día a trabajar y encontraron cerrada la puerta, hasta el día de hoy; el fracaso de los que trataron de mantener vivo a “El Observador”; la diáspora del “Diario Marka”; el cierre inevitable de “La Voz”, etc.
Pero la despedida masiva de periodistas más importante del siglo XX fue la consentida por el Ministro de Trabajo Alfonso Grados Bertorini, en 1980, cuando gracias al Decreto 039, los diarios echaron a la calle a cientos de colegas que calificaron como “Personal de confianza”. Hoy don Alfonso es Defensor del Lector en un diario. Claro, no podría serlo de los periodistas.
En este ir y venir de periodistas que las empresas contratan y despiden con absoluta impunidad hay un elemento ausente, el gremio, el sindicato, las organizaciones de bases elementales para una negociación básica, mínima, que impida el abuso que hoy espectamos.
El Colegio de Periodistas politizado por el APRA desde su nacimiento no nos sirve para nada pues lo consagró como inútil un grupo que quiso convertirlo
en “clasista”; la Federación de Periodistas es también bastión antiguo del APRA, no cuenten con ella. Solo nos queda la Asociación Nacional de Periodistas que reclama con energía en largos comunicados tan estimables como inútiles.

Esta mañana un par de jóvenes coleguitas me contaban de sus respectivos despidos. Y yo, claro, sentí obligado a llevarlos a tomar un café y decirles.. “es que somos como artistas, arriesgados y huevones como bomberos...”

Tío Juan

1 comentario:

Anónimo dijo...

Vivimos el Siglo XXI (ojo XXI y no XX) y por eso no podemos seguir pensando como en los 80s cuando los coleguitas se reunían por las noches en la calle de "Las Pancitas" (Jr. Quilca). Allí sí que era deprimente ser periodista. Hoy se abren nuevas opciones y oportunidades. Si dudan, averiguen un poco más qué hacen otros jóvenes comunicadores. No solo de escribir para un papel vive el hombre.
Así que a esos jóvenes desempleados solo hay que recordarles que si piensan que están vencidos, vencidos están. Todo está en la actitud y en la forma cómo afrontan nuevos retos.